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© Fotografía Patricio Ventura-Juncá D.

Piezas Terribles Para Piano Solo

Mario Barrios, Bar El Clan, 23 Mayo 2013.

​por Pato Ventura-Juncá D.

 

 

   Mario es un testimonio a la idiotez, aunque de tonto tiene bien poco. Contradicho lo primero, diría que él no es testimonio de nada, o más bien en nada le interesa serlo. De hecho y, pensándolo bien, este párrafo completo es una tontera. Olvide que lo ha leído, comienzo de nuevo.



   Mario es un algo extraño. Su risa es una especie de polilla piojosa que donde se encuentre no pasa desapercibida. Que agrado es la gente que se ríe y en particular la que lo hace de buena gana. Aparte de esto, yo diría no tiene otras grandes virtudes. El huevón se ríe, eso. El talento me seduce y si considerara que Mario no lo tiene, no me estaría tomando la molestia de hablar de él. De forma tal y por lo tanto, este párrafo también puede omitirlo por improcedente, comienzo por tercera vez.



   Mario practica artes marciales, ok, esto también es irrelevante. De nuevo.



   La verdad y vista mi total ineptitud hasta el momento para hablar de él, le propongo escuche un tema compuesto y tocado por este simio que en lo particular me conmueve desde la primera vez que lo escuché y el cual he usado reiteradamente para algunos poco honestos proyectos personales.



               Tema de Amor, por Mario Barrios.

   La noche del 23 de Mayo recién pasada, en efecto estas piezas terribles me resultaron funestas, logró este mico músico/dramaturgo apolillado  que me retirara deprimido. No me despedí de nadie y desaparecí en silencio.

   Fue una noche iluminada para quienes escribimos, estamos atentos, observamos y escuchamos entre líneas. Un residuo de ser humano, como el mencionado neanderthal de Barrios, le entregaba al expectador una breve síntesis de su obra músical de los últimos años/meses. Como el joven en cuestión, es más bien músico que cantor, corretearon por el escenario algunos cercanos que le han dado y dan forma a sus creaturas disfuncionales musicales.

    Apareció en primer lugar el vecino, un ciudadano más bien pop, pero, con un falsete, talento y onda con los cuales bien puede enfrentar cualquier micrófono y hacer lo que le plazca. Mi querido Lucas Sanhueza de Michelon Miguras. Un talentoso, silencioso y por sobre todo, un buen y cálido individuo debo decir.

    Un poco más tarde se asomó otra bestia de este circunstancial rebaño, apareció escuetamente ese Jarque al cual muchos adoramos. En un momento de lucidez, se flectó en el escenario y con sus gordos dedos recorrió cuanto botón amarraba sus ropas, los cuales uno a uno fue sin piedad descerrajando. Un breve lapsus de aquel Jarque perdido: real, lúdico y fascinante, pero, contenido ausente en todo cuanto han sido sus actuales proyectos invernales.

   Apareció también, un puta madre de la cueca, un animal cuyo sostenido e incisivo timbre pueden resonar incolume aun así esten bajo la perturbación de un sin número de espirituosos que en el momento le envenen el cuerpo. Horacio Hernandez Poblete es un talentoso cabrón, alegre como pocos he tenido la oportunidad y el placer de escuchar. 



   Dejo para el final, mi momento más epifánico. Gabriel Chanchi Chispa Moyla. Nos conocimos entre sopores de una noche exagerada en medio de un dialogo absurdo. Mi cariño por chanchi fue inmediato. Bien sabía que era músico, para los curiosos, googleen La Mano Ajena. Chanchi desplaza sus dedos por el acordeón como el duende lo hace sobre la guitarra flamenca. Que entienda quien pueda entender. Presenciar por primera vez esa delicadeza y elegancia en Moyla, a la sombra y luz de Barrios, fue lo que finalmente me cagó la noche.



    Yo soy algo músico, si no acompañé a Mario Barrios en esta infame noche, es porque he descuidado mucho mi alma. Este tema es el que me cagó el animo.



​               Esperando el verano por, Rosita y Nordberto. (Chanchi 1 y Chanchi 2)



    Termino con una reflexión simple. La música te acompaña y te provoca emociones. Puede transformar una noche apática en un instante conmovedor, furioso, alegre o instrospectivo. La música genera emociones, así como bien te lo pueden proveer familiares, amigos o compañeros muy cercanos. La música es un ser vivo que te distrae. No en vano ni extraña, que en la empatía de esta vivencia, a rockeros o sutiles y delicados músicos les lluevan deseos o en su aspecto más anecdótico, calzones e interiores prendas de fanáticas hembras o machos enamorad@s. Han experimentado momentos de calidez y cariño por la obra de un individuo al que no conocen, pero, que han hecho intimamente propio.



   Ha este mundo le falta calidez humana, tolerancia, empatía, generosidad y ....mucha música.

   "Este personaje (Mario Barrios) vive en un pequeño mundo del que poco se sabe y en el que el piano tiene la altura de la Cordillera de los Andes. El acordeón es un fantasma que aparece y desaparece en su vida. Mario es al gitaneo lo que la frutilla al borgoña. Tiene una capacidad sobrehumana para mantenerse despierto, incluso después de largas horas de parranda. Nunca he entendido cómo lo hace. Creo que es digno de algún manual de fisiología clínica. Yo le pegaría una patada en la raja a todos los pianistas del establishment concertacionista, y le pondría su nombre a una calle. Una calle con shopería en la esquina eso sí."Rodrigo Jarque, 2010.​

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